Sobre ¨Tomás Nevinson¨ de Javier Marías


Edición italiana de Tomás Nevinson
La arquitectura literaria de Javier Marías es genuinamente brillante. Sin pretensiones de describir los intrincados detalles que la conforman, ni de reducirlos a un solo aspecto, puedo mencionar que dicha arquitectura narrativa se construye en torno a interrogantes cuyos matices, implicancias y consecuencias se encuentran dispersos en la obra de este gran escritor español. En el caso de ¨Tomás Nevinson¨ la pregunta sustancial es la siguiente: ¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de acabar con la vida de una persona que, en un futuro probable, terminará asesinando o contribuyendo al asesinato de muchas más? ¿Qué harías si no tuvieras mayor certeza que el indicio y no más tiempo que unos pocos segundos, tiempo realmente muy corto en el que debes decidir jalar el gatillo o alejarte de la mira del arma que enfoca la cabeza de un asesino o de un potencial genocida, asesino de masas, como lo fue, por ejemplo, Hitler?

De hecho, la novela comienza así: El narrador, el mismo Nevinson, hace alusión a una película y a un testimonio. Ambos con el mismo derrotero: una persona tiene en la mira a Hitler y decide, en el último momento, no asesinarlo. Esta decisión implica la materialización del holocausto. Por supuesto, estos sujetos no sabían lo que pasaría, o no pensaban que el Hitler de los inicios, el que tuvieron a su merced (un tipo algo perturbado y apenas influyente en la política nacional), se alzaría con el poder en Alemania y condenaría al horror a casi todo un continente. ¿Esos sujetos, reales o imaginarios se sintieron culpables, responsables?  Probablemente sí. Cargan con el peso de haber podido evitar una tragedia y de no haberlo hecho por subestimar el cruel destino de los hombres con sed de poder.

Del mismo modo, Nevinson se enfrenta a esta pregunta, a este dilema que hace tambalear sus certezas, su descaro, esa frialdad que había conseguido en toda una vida como espía infiltrado de la corona inglesa. Nevinson ha mentido, conspirado, descubierto posibles asesinos, bloqueado inminentes atentados, e incluso ha eliminado objetivos específicos. Sin embargo, cuando se enfrenta a la que quizá sea su ultima misión, toda su veteranía se agrieta, se torna insuficiente. El personaje da cuenta de ese proceso en la narración de la novela. Una novela extensa, atrapante.

Luego de un par de años en el retiro y de haber vuelto a su antigua vida cerca, pero no completamente al lado, de Berta Isla (su pareja), Nevinson, postergado y aniquilado por los recuerdos, decide aceptar la propuesta que un buen o mal día le hace llegar Tupra, su antiguo jefe. Las razones por las que acepta pueden resumirse en lo siguiente: quería volver a ¨estar adentro¨, es decir, en activo, con la prisa del que todavía permanece en el centro de la tormenta y que no tiene ni quiere tener tiempo para pensar en lo que viene haciendo y cuestionarse y hundirse en las dudas que aparecen durante el reposo, el retiro, el recuerdo. Nevinson acepta para escapar de su tortura autoinfligida. 

Edición española de Tomás Nevinson


El caso, sin embargo, tiene peculiaridades nuevas para él. Nevinson debe localizar a una mujer que estuvo implicada en dos trágicos atentados que ETA llevo a cabo en España. Esta mujer colaboradora o antigua colaboradora se ha camuflado en una provincia de España y, según Tupra, espera en reposo un nuevo llamado de sus lealtades ideológicas. El problema es que tienen a tres sospechosas y no saben cuál de ellas es la mujer que buscan. Nevinson debe mimetizarse en el pueblo, establecer cercanías con las tres mujeres y obtener información que despeje las dudas. Una de las mujeres es pareja de un hombre metido en asuntos políticos, un personaje estrafalario, intrigante; otra mujer vive a la sombra de su esposo mayor que ella, que es la persona más poderosa del pueblo; la tercera mujer vive sola, tiene un restaurante y no habla demasiado sobre su pasado.

Con las tres Nevinson establece cercanías, pero solo consigue ser la pareja ocasional de una de ellas, de la que está soltera y vive sola y administra un restaurante conocido del pueblo. Con indicios poco claros, no concluyentes, el espía veterano duda, no sabe quién es la culpable, quién es solo la fachada que esconde a una mujer medio española, medio norirlandesa que ha operado primero con el IRA y después con ETA. Todas parecen tener indicios de responsabilidad, cuestiones caprichosas en su pasado. Cuando los meses pasan, Tupra presiona por resultados y le dice que, si no es ninguna, entonces son las tres, que tiene un cierto plazo para señalar a una culpable y salvar a dos inocentes.  Con el reloj corriendo en su contra, con sus habilidades de infiltrado dominador de varios idiomas y relacionado con todo tipo de calañas humanas, Nevinson debe señalar a una y asesinarla porque ya le ha quedado claro que jamás encontrará en ninguna las pruebas suficientes para un juicio contundente ante la ley. Es aquí donde Nevinson se enfrenta directamente a la pregunta que articula la arquitectura narrativa de la novela.

Como decíamos, esa pregunta implica una suerte de disquisiciones y reflexiones que Marías plasma a lo largo de los capítulos y que amplían y profundizan el sentido de la novela. Así, el personaje reflexiona sobre cuestiones como: la naturaleza de los asesinos de masas, las dimensiones emocionales de los denominados terroristas, la renuncia y la resignación de aquellos que se entregan a una causa que terminan por no entender del todo (esta cuestión alcanza a Nevinson y a la mujer implicada con el IRA y ETA, ambos en polos opuestos del espectro de ideales, digámoslos así. A través de la voz de Nevinson conocemos las dudas, los resquemores que ambos pueden sentir por igual). 

Está también la cuestión de la crianza masculina de la que Nevinson, desde la primera línea del texto, se declara partidario acérrimo. Así, dice que a una mujer no se le lastima, ni se le toca, y que ahora, por su profesión, por el favor que le hace a Tupra, se ve en el escenario de tener que asesinar a una para salvar la vida de otros, o para eliminar el escenario posible en que otros mueran por la posible cooperación que esta mujer pueda volver a tener con gente del IRA. Nevinson, por supuesto, no resuelve los dilemas, ese no es el espíritu de la novela, pero sí se enfrenta a la circunstancia concreta de deshacerse de la sospechosa y toma una decisión cuya descripción, por el ánimo de no destripar la trama, excede este comentario.

Una última cuestión. Considero que es necesario haber leído ¨Berta Isla¨ para entender algunas cuestiones de esta novela. Berta isla es la esposa de Nevinson y la protagonista de una novela que lleva su nombre. En esa medida, hay situaciones que se narran en Tomás Nevinson que se encuentran ampliadas en la novela Berta Isla. Ambas novelas se retroalimentan mutuamente, Berta Isla, en su novela, se pregunta sobre los pormenores de la vida de espía de su esposo casi siempre ausente y Tomás Nevinson, la novela, responde de algún modo a esa pregunta.

¨Tomás Nevinson¨ es el último libro que Javier Marías publicó en vida. Leerlo y compartir esta reseña es mi manera de rendirle homenaje.



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